Múltiples investigaciones ponen en evidencia que muchos seres humanos buscan pertenecer a un grupo. ¿Falso consenso o instinto de manada? Como que resulta mucho más cómodo ser vagón.
Cuando el sistema educativo es deficiente y carente de calidad; cuando no se desarrolla pensamiento crítico; cuando no se aprende a “historizar” los hechos, es mucho más “seguro” imitar al vecino. No pensar, no definir, no sentir, no investigar, no perder el tiempo en lecturas “innecesarias”.
Entonces los estereotipos se afianzan, porque se repite lo que dicen los demás y sin pensarlo. Eso genera sentido de “pertenencia”. Falsa sensación de aceptación y de identidad. Además, con el afán de homogeneización que existe por estos rumbos; con esa obsesión de poner todos los relojes a la misma hora, se considera un riesgo sacar la cabeza para opinar diferente. “¡Cuidado!”, es mejor permanecer en silencio, a flote y asentir a lo que dice la mayoría. De otra forma, le llaman sedición. Además, existen perversos dedicados a sembrar mentiras en el imaginario hasta que, de tanto repetirlas paran pareciendo verdad. Manejan lo verosímil y no lo verdadero; la manipulación; los intereses personales; la apariencia y no la realidad. Y muchos repiten…
Vaya fenómeno que nos tiene de rodillas. El miedo, la inseguridad, la amenaza. Silencio. Un ejemplo simple: se ha preguntado a supuestos “representantes” de diversos sectores, por qué se oponen a la CICIG. En la mayoría de los casos (pena ajena), no hay criterios, ni análisis, ni pensamiento crítico de por medio. Solo existe la intención de seguir al rebaño, aunque los lleve directo al despeñadero. La misma cantaleta. Que si la soberanía, que si Iván atenta contra la seguridad nacional, que si no han logrado nada. De ahí no pasan.
O sea que muchos deciden concordar con la opinión de su gremio aun sabiendo que dan una respuesta equivocada, se arriesgan con tal de quedar bien con su pequeña tropa. Esto puede parecer anecdótico o irrelevante, pero lo que reflejan estudios es que la mayoría acepta algo obviamente erróneo, simplemente porque lo dice su grupo. Renuncian a su propia opinión, a su capacidad personal de raciocinio, supeditándose a la opinión errónea de la mayoría. Evidentemente, son mecanismos ineficientes, un desperdicio de recursos intelectuales y un síntoma antievolutivo.
El reto está básicamente en la emancipación mental; en ver la realidad despojándonos de esas ficciones abstractas que pululan en el ambiente. Es simple, ver con nuestros propios ojos, investigar, informarnos. Con argumentos y criterios serios: ¿realmente cree que la CICIG no ha logrado nada? ¿Realmente cree que atenta contra nuestra soberanía? ¿Realmente cree que Iván Velásquez atenta contra la seguridad nacional? ¿Realmente?
ref: https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/09/26/la-manada/