Anabella Giracca /
Proteger a la verdadera democracia (principios y valores) de la falsa democracia (vieja política). Recientemente un diputado comentó que no entendía de qué se trataba la vieja política. “No logro diferenciar”, dijo… Acá una ayudita, señor diputado: Vieja política: Llega al poder sin plan ni equipo de trabajo. “Apaga fuegos”. No cuenta con ideas desarrolladas. Cae en la inmediatez. No vislumbra políticas de mediano ni largo plazo. Sin hoja de ruta.
Vieja política: No cede la estafeta. Se instala en el poder por los siglos de los siglos.
Vieja política: Niega la paridad y la alternabilidad.
Vieja política: Se esconde en discursos y fachadas. Infla datos, busca excusas y no actos. Cultura de la imagen y falsa propaganda. Se victimiza.
Vieja política: Nepotismo. Reina la incompetencia y la mala gestión pública. Corrupción.
Vieja política: No tiene ideología. Impera llegar al poder por el poder mismo para beneficio personal. No tiene idea desde qué perspectiva resolver los grandes problemas nacionales. Sin brújula.
Vieja política: No se familiariza con la empatía. Es racista. Su aspiración es mantener la hegemonía del poder. (Colonialista).
Vieja política: No fomenta la democracia interna.
Vieja política: Sustituye lo colectivo por lo individual. No comprende la equidad.
Vieja política: Hace uso y abuso de la pobreza. Ve al ciudadano como un objeto y no como un valor.
Vieja política: Ignora la ética y los principios. Responde a intereses espurios. No hay entrega ni sacrificio.
Vieja política: Practica la cultura de la piñata. Con palo en mano para sacar del Estado cuanto sea posible sin importar las demandas ciudadanas.
Vieja política: Gatopardismo. Hace como si se hace para que todo siga igual.
Vieja política: Se aprovecha de las “bases” y sus reivindicaciones, para luego invisibilizarlas. Criminalizarlas.
Vieja política: Se vende al mejor postor. Sin escrúpulos. Tránsfuga. Afronta y niega la voluntad popular.
Vieja política: Cacicazgo. Es paternalista exacerbada. Se hipnotiza con el poder, se cree dueña. Responde a problemas de raíces profundas con caridad y dádivas. Tiende a ser asistencialista y jamás busca soluciones profundas a problemas profundos.
Vieja política: Financiamiento ilícito. Opaco. Oculto. Llega al poder a pagar deudas y favores. Alianzas perversas.
Vieja política: Opacidad, transa, rosca, negocio, indiferencia. ¡Pacto perverso! Controla y devasta por su
impunidad.
Vieja política: Ofrece el cielo para profundizar las grandes miserias.
¿Coincidencias?
Y mientras tanto…, el hambre.
Columna de opinión tomada de El periódico
Ver texto original: https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/01/17/la-vieja-politica/