1

De la crisis a los maestros que necesitamos

Daysi Caal /

Soy docente, esta experiencia me lleva a entender varias situaciones complejas en el ámbito educativo. No considero que esté mal pelear por un salario que corresponda a la ardua labor que algunos docentes hacen, sobre todo  los que se esfuerzan en llegar hasta las comunidades más lejanas.  Aunque hay algunos que nunca ponen un pie en la escuela y “no hacen anda”, esto no es indicio a que todos seamos malos. Sucede que algunos critican la educación desde lo subjetivo, desde las percepciones personales.

Nos falta entender a la Educación como una ciencia.
El hecho de criticar a las masas andantes detrás de un fantoche que organiza marchas, no nos hará mejorar la situación. Considero que hay tres aspectos que no están funcionando:

Primero, educar retomando el “edúcales o padécelos”. Cuando estudiaba la carrera de Magisterio, ya se estaba implementando el uso de competencias, que en su momento no entendí, sino hasta la aplicación en la práctica y la llegada a la universidad donde tuve algún buen docente que me educo a manera que pudiera ser consistente en mis ideas y en querer hacer las cosas bien. Pero hoy en día veo a algunos compañeros docentes perdidos en el uso del CNB (Currículo Nacional base)  por dos situaciones: o porque no les fue claro el aprendizaje y están sufriendo de ignorancia por no ser autodidactas y así mejorar. O aún peor,  porque se les fue enseñado como correspondía pero no lo aplicaron. En ese caso, la culpa es de los maestros.

Montaigne dice que “el niño no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que es preciso entender”. Ese fuego que sea luz para otros, y que no se quede en el mal de la ignorancia. Lastimosamente, tenemos muchas deficiencias en la educación, pues se debe educar desde la individualidad de cada estudiante para capacitarlo en la construcción de su propia existencia. Quizá ello sea el mayor desafío que como seres humanos nos toca enfrentar ya que si esto no se logra, no se logra orientar la educación hacia el desarrollo de la persona.

Segundo: el sistema.  La educación en nuestro país, tiene rasgos desastrosos desde el sistema político y legal. Aunque tengamos políticas geniales, no somos capaces de exigirlas. Por ejemplo, en la Ley de Educación, se habla de formar seres integrales y capaces de hacer ciencia, tecnología y otras áreas. Sin embargo, hay un gran vacío porque no se cuenta con docentes especialistas  que puedan trabajar en áreas como Expresión Artística, Filosofía o Matemáticas, la cuales están siendo atendidas por profesores en enseñanza media sin verificar su perfil de egreso. Otro ejemplo, es que dentro de las políticas educativas de este gobierno, se habla de cobertura pero en la realidad, hay docentes que atienden grupos de 30 hasta 50 estudiantes por grado. 

Agregándole a esto, tenemos un grupo empresarial que exige 180 días de clases detrás de un escritorio, cuando no conoce las condiciones de las comunidades y las precariedades que se tiene. No es que esté en contra, pero hace falta mucho más que fiscalizar, teniendo la oportunidad de implementar otras estrategias para coadyuvar a mejorar y dar calidad educativa.

El tercer aspecto es el técnico. Suelo ser romántica al decir que la educación puede ser motor de cambio para un país. Pero en esta parte, no se debe hablar románticamente sino desde la realidad. Venimos fallando desde las estrategias planteadas para mejorar la calidad, hasta el hecho de decir que se debe “dignificar al magisterio”. Veámoslo en los resultados que estamos obteniendo en las pruebas diagnósticas, los resultados son preocupantes. Hemos caído en el subjetivismo cognitivo y moral con el pretexto que la educación es para la realización y la felicidad de cada individuo (en dado caso para conseguir un empleo).

El problema en resaltar la individualidad aplastante es que se rompe con el sentido humanístico que como técnica debemos mantener nosotros los docentes. Somos solo algunos docentes autónomos los que lo hemos aprendido y deseamos hacer “algo para mejorar o corregir ciertos vicios” aunque nos vean como los malos del cuento.

Sé decir que no me gustan los comentarios que leo en las redes diciendo que los maestros somos huevones y no sé qué otra cosa más. Pero la realidad, es que no nos enseñaron a ser buenos profesores y profesoras. Algunos pasamos de panzazo y no lo digo por la notas, sino porque no nos enseñaron a pensar, a ser un tejido fuerte capaz de comprender diferentes personalidades y desarrollar la inteligencia emocional.

La sociedad dice mucho de los maestros, pero también le corresponde como padres de familia, miembros de comunidades y organizaciones, no solamente fiscalizar el tiempo sino también los contenidos y las aplicaciones de los fines y principios de la educación. Siendo congruentes, necesitamos promover una actitud colectiva, donde todos en conjunto exijamos y hagamos una transformación educativa desde las estructuras organizacionales hasta el sistema.

“Hay mucho por hacer, debemos capacitarnos, ser autodidactas y creer que podemos aun dignificar al gremio magisterial, no solo por un pacto colectivo; sino por la calidad educativa. Pero nos corresponde a todos”.

Referencia: http://brujula.com.gt/de-la-crisis-a-los-maestros-que-necesitamos/