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PENDIENTE. Ignorar necesidades es reproducir discriminación.

Anabella Giracca /

Hoy nos toca resolver los múltiples pendientes que dejó el Siglo XX y reformular los innumerables retos que plantea el Siglo XXI. Aunque al parecer, acercándonos al fin de la segunda década del siglo, seguimos varados en el pasado. Difícil comprender la importancia que tiene la educación para la renovación democrática de un Estado en ruinas. La distribución desigual de la calidad y la necesidad de apelmazar a la población en un solo molde, han sido la base de un modelo educativo patriarcal.

La apuesta cotidiana por la libertad y la ciudadanía aun no parecen ser parte de la agenda educativa de la Nación. Al menos sabemos que no basta con asistir a la escuela. Hoy tenemos conciencia de una educación de calidad, pertinencia, eficiencia, eficacia y participación. Una escuela amable, con prácticas diversas y estrategias de inclusión. Desde la infraestructura, el clima organizacional, la administración y, por supuesto, la pedagogía. Ahí en donde la sensibilidad triunfe sobre la indiferencia. En pocas palabras: escuelas inclusivas, preparadas para atender de manera diferenciada a quienes lo necesiten. Por ejemplo, ¿encuentra la niñez con algún tipo de discapacidad un nido en la escuela? Ignorar necesidades es reproducir discriminación. Lamentablemente aquí no hay espacio para ser distintos. Cualquier diferencia es confiscada y el sistema cae en la trampa de una educación de imitación, de uniforme, de homogeneidad forzada. Acá, los niños con discapacidad son proscritos. Cosificados. Eso muestra nuevamente insuficiencia de ciudadanía plena. Disfunción sistemática. Escuela de baja intensidad.

Es hora de que la escuela favorezca el encuentro con una nueva ética: la fraternidad. Asumir compromiso por el otro, sin que se vuelva “amenaza”. Tristemente pareciera que la diferencia entorpece el concepto de “ciudadano ideal”. ¿Por qué no formar sujetos de derecho? Desarticular las bases socioculturales de la discriminación. Promover identidades libremente elegidas, abiertas, no confrontadas. Edificar nuevos referentes para la interacción social. Promover convivencia sobre nuevas bases. Alentar la empatía. Ver al otro como una persona con derechos. Porque, ¡la diversidad no es negociable! Redefinamos la tolerancia proclamando la aceptación de lo “distinto” con nuevas formas de entendimiento. Muy simple: educación de calidad para todos, durante todo el tiempo.

Este tema es base democrática, ejemplo de un Estado progresista. Seguir abandonando a la niñez y juventud impide renovarnos con nuevos principios y valores colectivos. Es simplemente seguir reproduciendo prácticas oscuras y reciclando perversidad. Porque de la formación plural e igualitaria de hoy, depende una mejor construcción de eso llamado Nación.

Referencia: https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/08/01/pendiente/




Panorama político electoral Guatemala 2019

Juana Margarita Guerrero Garnica / 

Guatemala, por sus antecedentes históricos, es un país carente de cultura política partidista. En 33 años de democracia han nacido y desaparecido muchísimos partidos políticos de carácter cortoplacista, sin ideología claramente definida y carentes de formación de bases más allá de la desaparecida Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG) y quizás, en sus inicios, el partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).

Los partidos políticos, en su mayoría, han sido utilizados como una plataforma temporal para la cooptación del Estado por parte de actores políticos vinculados con el crimen organizado y con serias acusaciones de corrupción. Pero las malas prácticas no son patrimonio exclusivo de los políticos. Las consecuencias de esta falta de cultura política se ven reflejadas las urnas al emitir el sufragio, cuando los ciudadanos no razonan su voto más allá del de castigo al gobernante/partido de turno, sin realizar un análisis de las propuestas de programas y planes de gobierno que se ofrecen en campaña.

2015 fue el año del punto de inflexión. El proceso electoral se dio en medio de una serie de manifestaciones pacíficas y masivas originadas por la exposición de una trama de corrupción en la que se vieron involucrados tanto empresarios nacionales y extranjeros como el binomio presidencial, derivando en su renuncia y encarcelamiento. De estas manifestaciones surgieron movimientos que se encuentran hoy en el escenario político.

Los desafíos para el ganador de las elecciones 2015 incluían la lucha contra la corrupción, la reducción de la violencia e implementar mecanismos para frenar la crisis institucional. A las puertas de las elecciones 2019 y lejos de alcanzar esas metas, se han implementado desde el poder estatal mecanismos dirigidos a debilitar la lucha contra la corrupción. Los indicadores de violencia han mostrado una tendencia al alza, la crisis institucional abarca todos los órganos del Estado y se ve reflejada principalmente en la crisis del sistema de salud –por ejemplo, han aumentado las muertes por desnutrición crónica– y en la educación pública.

En conjunto, el período de gobierno del Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) ha estado marcado por retrocesos en materia de protección y garantía de los Derechos Humanos, incluyendo negligencia e incapacidad durante la emergencia provocada por la erupción del Volcán de Fuego, en junio. A ello se añade la ausencia de Estado debido a la incompetencia de funcionarios desconocedores del quehacer de la administración pública; retrocesos en lucha contra la corrupción y protección a migrantes y aplicación de mecanismos de terror propios de la dictadura de los ’80. Entre los cambios positivos se pueden mencionar las modificaciones a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, la Ley del Organismo Legislativo y el Código Penal, dirigidas a obligar al establecimiento de una ideología política y económica clara para la formación de los partidos políticos, dar valor cuantitativo al voto nulo, sancionar fuertemente el financiamiento electoral ilícito y el transfuguismo, entre otros.

¿Momento de la renovación política?
A seis meses de iniciar el proceso electoral, existen al menos 25 partidos políticos constituidos y 11 comités para la formación de partidos políticos. El único que ha intentado presentar su conformación y financiamiento con transparencia es Movimiento Semilla, que a pesar de las dificultades y trabas del sistema, el 26 de julio superó el mínimo de adherentes que exige la ley para dar paso a las asambleas previas a su inscripción en la contienda electoral. Se cuenta entre los pocos partidos que realizan un esfuerzo en la estructuración de un programa permanente de formación de bases.

Sin embargo, a puertas de las elecciones 2019 los políticos tradicionales no han sido desplazados del escenario. No se vislumbran con claridad nuevos referentes políticos, con excepción de la ex Fiscal General Telma Aldana, referente en la lucha contra la corrupción, que ya ha declarado su intención de participar y empieza a buscar alianzas estratégicas.

Así el escenario, aquellos partidos que busquen la renovación y el cambio deberán ser cuidadosos de no permitir el ingreso en sus bases de figuras que representen la forma tradicional de hacer política. Deberán optar por un perfil de candidatos con la formación para el ejercicio de la administración pública que además posean como parte de su integralidad, la práctica de la ética y el conocimiento de las realidades del país y las cualidades de capacidad, idoneidad y honradez que la Constitución Política de la República establece para los funcionarios.

 

Referencia: https://www.politicaexterior.com/latinoamerica-analisis/panorama-politico-electoral-guatemala-2019/




La meta de adhesiones, el primer paso del largo plazo

Samuel Pérez Álvarez
Secretario General / 

La construcción del Movimiento Semilla ha sido radicalmente diferente a la de los partidos tradicionales, con innovaciones en transparencia, superando reglas del juego perversas, casi sin financiamiento y con un contexto particularmente adverso a la participación. El camino ha sido largo y apenas empieza. Este recorrido ha sido revelador, no sólo para conocer vicios del sistema político, sino que también descubrir que quizá no es el financiamiento electoral ilícito el pecado original de la democracia en Guatemala, sino la etapa de constitución de los partidos. Por otro lado, nos ha tocado construir en un contexto en el que nuestro país atraviesa una coyuntura crítica en la que la política tradicional está convaleciente y la política diferente está por surgir, y nos disponemos a ser partícipes en esta transición.

Construir partidos políticos de forma correcta y transparente parece ser la excepción en Guatemala. La opacidad, la jerarquía, el caudillismo, la falta de democracia interna y las barreras de entrada son las reglas en el sistema político que nos da como resultado instituciones públicas llenas de corrupción e incapacidad. Esto lleva a concluir que, si bien es cierto que el financiamiento electoral ilícito es el problema principal en la etapa electoral, la absoluta opacidad e impunidad en el período de conformación de los partidos políticos es el origen del problema, pues finalmente, a la papeleta llegan los partidos que logran superar estas barreras de entrada al sistema.

Pero estas reglas son hackeables cuando el contexto, la convicción, la capacidad y la voluntad política se combinan. Este ha sido el caso con el Movimiento Semilla en este momento de la historia política del país. Innovaciones como ser el primer y único Comité Proformación de Partido Político con NIT y cuenta bancaria, romper esquemas tradicionales de toma de decisiones desde arriba, participación por convicción y no por transacciones económicas no son casualidad, son decisiones políticas, y son las características que permiten sentar las bases para la existencia de un partido político institucional.

La construcción formal de Semilla como comité para convertirse en partido la iniciamos en mayo de 2017 con la convicción de proponer soluciones para el país y con dos grandes retos legales: 22,700 firmas de adhesión y organización territorial en 50 municipios. Inicialmente bajo un esquema voluntario, pero que por las restricciones sobre condiciones económicas nos impidieron superar el promedio de 1 mil adhesiones mensuales. En febrero de 2018 migramos a un esquema de equipos de Semilla con viáticos para poder mitigar gastos no contemplados en los presupuestos individuales, y logramos un promedio de 4 mil adhesiones mensuales de personas que se unen voluntariamente. Lo anterior, combinado con el trabajo por convicción de equipos organizados desde los territorios en todo el país, con todas las capacidades y cualidades de reemplazar, bajo mecanismos democráticos, a los corruptos en el poder. Gracias a este trabajo, hoy llegamos a la meta de adhesiones.

Comprender los tiempos es fundamental. Si bien es cierto que la inscripción de un partido político verdadero en Guatemala lleva tiempo, las transformaciones profundas del país llevan más. Hoy damos el primer paso en un camino de largo plazo, iniciaremos el proceso de asambleas con fuerza y entusiasmo para armar el partido pronto, pero con la seguridad de sentar las bases con suficiente solidez para trascender en el tiempo.

Nuestro país está pasando por un período de transición visto pocas veces en nuestra historia política, donde se abre una oportunidad enorme para girar el rumbo y rescatar a Guatemala de un seguro declive al que lo llevan quienes han ejercido el poder por el poder. Sin asumir homogenización, hoy tenemos una oportunidad de articular demandas compartidas por diversos sectores, rescatar las instituciones públicas de las garras de la corrupción y la incapacidad, empezar a atacar los problemas estructurales y un sinfín de temas compartidos. El camino no es fácil, cada decisión también implicará costos de todo tipo, pero para poder empezar a pensar el futuro con entusiasmo es fundamental involucrarse. Los problemas del país han sido construidos históricamente, y tenemos en nuestras manos la oportunidad de empezar a escribir una nueva historia. Con el Movimiento Semilla hacemos nuestra parte y vamos para adelante con determinación y ánimo, bienvenidas todas las personas que compartamos esta visión.




De la protesta a la propuesta

Duvalier Castañon / 

Los análisis, las críticas, los debates y las propuestas deben ser un ejercicio cotidiano entre los ciudadanos que son o aspiran a ser políticos probos, capaces de impulsar transformaciones significativas en nuestro sufrido país.

He decidido ordenar un par de ideas para ser sometidas a la consideración del lector y así, generar un sano debate sobre cuál deber ser la ruta para salir del abismo en el que nos han metido los gobernantes (presidentes, diputados, alcaldes y funcionarios públicos, elites, etc.) del siglo XXI.

La Guatemala que hoy tenemos: está ubicada entre las estadísticas más negativas de Latinoamérica, Centroamérica y del mundo; 60% de pobreza, 25% de extrema pobreza, 50% de desnutrición crónica y millones de jóvenes desempleados o subempleados (emprendedores) y sin acceso a formación académica. Para revertir estos efectos (que se han consolidado en un círculo vicioso), debemos impulsar desde el Ejecutivo y el Legislativo (la falta de voluntad política es una de las principales causas de nuestro subdesarrollo) políticas públicas encaminadas a emplear dignamente la mano de obra con la que ya contamos (millones de jóvenes en edad productiva). Asignar más presupuesto a la academia (invertir especialmente en investigación y desarrollo) para aumentar su cobertura. Apostarle al capital de riesgo para financiar emprendimientos novedosos y fortalecer a los emprendedores que están consolidando su proyecto. Destinar un mayor presupuesto a Salud preventiva (primer nivel de atención: centros de salud, unidades mínimas, etc.). 

Las anteriores propuestas conllevan enormes preguntas ¿No es suficiente el presupuesto que tienen actualmente? No, no es suficiente. Los países que han salido o están saliendo de esas estadísticas, asignan un buen porcentaje del presupuesto de la nación a estas prioridades. ¿Acaso no se roban el dinero? Por ello la importancia de la CICIG-MP, pues está comprobado que otro factor del subdesarrollo es la corrupción e impunidad. Debemos seguir en la lucha contra este flagelo como una Política de Estado, que garantice un castigo ejemplar a todos aquellos que roban los dineros del pueblo, la devolución de los mismos y un pago extra por daños y perjuicios (SENABED sigue siendo clave en este orden). ¿Pero si los empleados públicos no son eficaces? Tiene que ver con fortalecer y modernizar la administración pública (reformas al servicio civil). Plazas sometidas a oposición y ascensos por capacidad e idoneidad. Denunciar y cancelar pactos colectivos nocivos para el Estado (como el sindicato del Congreso de la República). Castigar a dignatarios que pongan cargos burocráticos por compadrazgo. 

Y pensando lógicamente, viene una pregunta que nos acerca al meollo del ciclo vicioso, en el que se encuentra estancado nuestro país: ¿Pero, sí es cuestión de voluntad política, los actuales gobernantes no empujarán estas reformas, pues es su modus vivendi, es su botín de oro; acaso se dispararán al pie? Por ello la importancia de depurar estas instituciones vía voto popular. Es decir, con los actuales gobernantes, seguro estamos, no se lograrán esos cambios estructurales. Pero es necesario saber que no hay otra vía, que la política es el espacio desde donde se toman decisiones para generar bienestar común. Necesitamos elegir presidentes, diputados y alcaldes probos, capaces y comprometidos con el desarrollo del país. Gente con dignidad y formación académica, que entienda al Estado y sepa los elementos fundamentales para generar capital social. Necesitamos políticos, no oportunistas ni ineptos al frente de Guatemala. Nuestros mejores ciudadanos para servir con vocación y excelencia. 
Pero, claro, aquí viene la madre de todas las preguntas (sé que la han hecho): el Sistema electoral y los partidos políticos son una fachada ¿cómo hacer para que ciudadanos probos y capaces participen libre y democráticamente a puestos de elección popular? Es conocido, como un secreto a voces, que el sistema actual, privilegia a las organizaciones de cartón (que son la mayoría de partidos políticos inscritos actualmente en el TSE) que mueven legal e ilegalmente decenas de millones de quetzales. Reglas que favorecen la trampa y la mediocridad, las cuales son una barrera para la democracia. Sin embargo, hay dos factores que abren una gran oportunidad para la renovación política legitima: a) Los casos de alto impacto revelados y llevados ante las cortes por el MP-CICIG, los cuales han golpeado, fragmentado, dispersado y convulsionado al sistema clientelar que tenía copado al Estado, y b) Las escasas reformas electorales aprobadas por el Congreso, donde establece la distribución equitativa de recursos Estatales, para publicidad en medios de comunicación masivo en época electoral. Esto reduce considerablemente la desproporcionalidad entre partidos grandes y pequeños, en cuanto a acceso a TV y Radio principalmente, donde se erogan millones de quetzales en pautas. Sin embargo, estos factores no son suficientes para lograr la participación eficaz de ciudadanos probos y capaces en política. A ello, debemos sumarle un compromiso fuerte con la ética y un enorme esfuerzo para trabajar diligentemente en la construcción de una alternativa sólida, de largo alcance y operativa en el corto plazo. Es decir, se puede a pesar de lo difícil que es lograr el respaldo de los ciudadanos sin dar ni ofrecer nada a cambio; en cuyo caso, la convicción, la honorabilidad y el liderazgo de los políticos sustituyen en gran medida al capital económico.

En resumen, la transformación estructural del país, necesita un Estado fuerte, que emplee políticas públicas con eficacia; lo anterior se logra mediante una Política de Estado que exija transparencia y rendición de cuentas, en una lucha frontal contra la corrupción y el impulso de reformas al Servicio civil, que dignifiquen y profesionalicen al servidor público. Dichas reformas deben venir de políticos probos y capaces en el Organismo Ejecutivo y en el Congreso de la República, esto implica construir Instituciones electorales legítimas, de largo alcance, que propicien la participación libre y democrática de sus adherentes. Partidos políticos que pongan la honorabilidad y capacidad por encima del capital económico, el caudillismo, el nepotismo y el tráfico de influencias. 

Pasar de la protesta a la propuesta, es más que hablar y escribir bonito en las redes sociales, es estar dispuesto a asumir la responsabilidad que muchos han dejado al margen y reconocer que las transformaciones grandes se inician con pasos significativos, como el de reconciliar la ética con la política.




Tránsfugas. Patología democrática

Anabella Giracca / 

Que todo siguiera igual sería el mayor desperdicio de nuestra historia. Sería pantano. Sería dolor. Por ello, las demandas ciudadanas deben volverse piel. Deben traducirse en reformar este Estado caduco y derruido. Deben cambiar conductas perversas, producto de aquella política rancia que no ha hecho más que conducirnos al abismo. Deben trasformar este mapa repleto de límites y talanqueras. Deben movernos hacia el verdadero arte de lo posible.

Parafraseando algunos fragmentos de una acción de inconstitucionalidad en contra del transfuguismo, (que según entiendo, jamás se resolvió por parte de la Corte de Constitucionalidad), está claro que el transfuguismo parlamentario denota en el elegido una falta de firmeza ideológica, debilidad de convicciones, exceso de pragmatismo y anteposición de intereses personales y egoístas sobre aquellos programas del partido político que lo llevaron a ocupar un cargo de representación popular, y por supuesto, un fraude a los electores. Los partidos políticos deberían de ser mucho más que un símbolo, una canción electoral o un color de corbata. Los partidos políticos deberían servir para agrupar convicciones ideológicas estables y representar la diversidad de opiniones dentro de una democracia fresca y renovada. Los diputados deberían representar y defender, organizados como bancada, una determinada ruta y un norte comprometido. La conformación de los distintos bloques partidarios en el Congreso es establecida por el soberano en las elecciones generales y no por los diputados de forma individual

O sea que, por medio del sufragio universal los ciudadanos votan por listas cerradas y bloqueadas, agrupadas por una bandera partidaria. Los electores no pueden alterar el orden de las listas ni votar por diputados específicos. De ahí que no se vota por la persona sino por el partido. ¿Entonces?

Los electores podrían esperar que los diputados, por su alta investidura y su calidad de dignatarios de la Nación, sean firmes en sus convicciones. Pero, lamentablemente, no es así en muchos de los casos. El transfuguismo constituye una patología democrática ya que permite a una persona variar unilateralmente la configuración de los bloques partidarios asignados por el soberano. Es una deslealtad tiránica que defrauda al elector. ¡Lo burla! El transfuguismo parlamentario en Guatemala es grave y parece insólito que, en la misma casa del pueblo, se insista en regresarlo a la escabrosa palestra. No es solamente un tema de afinidad individual, sino un insulto a la efectividad del voto. Lógica la desconfianza de los ciudadanos en los políticos. Nos conduce al desastre. Sistemáticamente.

PD: dedicado a los viejos y nuevos diputados. Volvamos piel la transformación y posibles las aspiraciones.

 

Referencia: https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/07/18/transfugas-2/




#SoySemilla. A un año de constitución como Comité pro formación de partido político

Un año recorrido lleno de logros cuantitativos y cualitativos, un año en que despejamos la duda de que no llegábamos a la meta; despejamos la duda sobre nuestra unidad.

Un año de despliegue territorial; un año de trabajo y de heroísmo.

Un año de coherencia, un año de despliegue y posicionamiento del partido. Un año de organización y estructuración interna.

Felicitaciones a todas las compañeras y compañeros que hicieron este tremendo éxito. 

Sigamos teniendo organización y coherencia política e ideológica con POSTURA y TERNURA, abrazos sembradores.

Junta Directiva (2018)
Movimiento Semilla




LA COMUNICACIÓN COMO MOTOR DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA

Juan Pablo Castillo /

La administración pública en los últimos gobiernos se ha caracterizado por la poca participación y relación con la ciudadanía.

Se han utilizado las instituciones del Estado al servicio de una partidocracia cerrada, que solo ha generado corrupción y ha traído como consecuencia crisis, ingobernabilidad y, por ende, el desapego ciudadano y la decepción social.

Existe un distanciamiento muy marcado entre el ciudadano y sus instituciones, sumado a la escasez de información sobre qué hace el gobierno y cómo lo hace, lo cual no solo es, muchas veces inaccesible, sino difícil de comprender. Esto ha generado un nivel de desconfianza bastante alto.

La relación entre gobierno y ciudadanos se ve marcada por un distanciamiento que ha generado falta de participación y una total ausencia de contribución de la población en la solución de problemas y, por consiguiente, ciudadanos frustrados, pasivos, indiferentes ante los problemas de los demás, desconfiados y escépticos ante la posibilidad de un cambio.

Esa pérdida de credibilidad y confianza en el gobierno, lo coloca hoy en día en un papel antagónico frente a la ciudadanía, situación que golpea fuertemente la construcción de una democracia participativa.

La función de la comunicación en el ámbito gubernamental juega un papel de suma importancia en la promoción de un cambio que nos lleve de la apatía a la responsabilidad cívica, entendiendo el potencial de la participación ciudadana en la solución de los problemas mismos que la administración pública debe contribuir a resolver.

La comunicación manejada de forma estratégica debe incentivar la confianza en los ciudadanos a través de un Gobierno Abierto, creando nuevos procesos que pongan a las personas como eje de la construcción democrática a través de la innovación y el uso de la tecnología para comunicar con transparencia.

El uso de las tecnologías de información y comunicación desde el gobierno para agilizar procesos, informar al ciudadano y el incremento de la transparencia y la participación ciudadana en la aplicación de las nuevas tecnologías de la información en el sector público son aspectos de innovación política que debemos tomar en cuenta desde Movimiento Semilla en la construcción de esa democracia participativa tan anhelada y que todos merecemos.




Indicadores. Y, ¿qué me dice de las recientes apariciones del presidente?

Anabella Giracca /

Están pasando cosas de antología, pero aparentemente nada avanza. Como esas lagunas quietas pero que llevan las corrientes en su fondo. Serios ejemplos que pongo a su consideración:

Luego de la tragedia sufrida por la erupción del volcán de Fuego, muchas cosas han ocurrido. La ausencia de las máximas autoridades se hizo notar de una forma que lastimó a la población severamente. Ratificó la idea de que estamos en un desgobierno producto de la incapacidad y la disfuncionalidad. Insólito cómo, a la fecha, el gobierno mantiene una cifra de desaparecidos (332), cuando la población habla de miles. Con sus pies sobre la arena apelmazada, viendo hacia abajo la muerte de sus amados negados. Como si fuera poco, se habla de posible sobrevaloración en compras por Estado de Calamidad. Cada vez más. ¿Y las condiciones en los albergues?

El reciente fallo constitucional que suprime el fragmento de la Ley contra el Femicidio, que prohíbe la reducción de penas, abre la posibilidad para que los responsables por femicidio opten al programa de reducción de penas, y salgan de prisión antes de tiempo. Las conquistas ganadas son burladas. Siempre vamos para atrás.

Las deportaciones subieron un 55 por ciento en el primer semestre. Hasta el 30 de junio, 25 mil 366 personas habían sido deportadas. A esto, claro, se le suman políticas migratorias que hemos visto con oscuro asombro, como separar a los niños de sus padres o encargados. Muchos aún no han sido reunidos. ¡Habrase visto semejante brutalidad! El mundo entero se alertó. Y mientras tanto, la pobreza crece, el hambre crece y cada día somos menos humanos. Nuevamente un gobierno ausente. Incoloro. Insaboro.

Pero lo peor está por venir. Según declaraciones del analista Edgar Gutiérrez, y tras los primeros acercamientos con la Fiscal General, el tsunami se avecina con una serie de oscuras acusaciones que podrían involucrar al presidente y posibles estructuras de su gobierno, en casos de abuso sexual. Si esto resulta confirmado, habremos de vivir los momentos más sombríos de nuestra historia reciente. No veríamos delito más deleznable que el de un mandatario al que el pueblo le dio su confianza, aprovechándose para atestar sus depravaciones. Urge hacer un llamado colectivo para realizar acercamientos que faciliten la seguridad de las víctimas y esclarecer estas graves acusaciones. Una de las más delicadas que haya enfrentado la administración pública. También debemos apoyar a las víctimas para que se apersonen, y exigir que en el Ministerio Público encuentren protección y refugio. Sin revictimizarlas, claro. Respetando su dignidad, claro. Porque merecemos saber la verdad. Porque esto no es cualquier cosa.

Referencia: https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/07/11/indicadores/




Edu canción

Anabella Giracca /

El sistema educativo de Guatemala enfrenta un deterioro preocupante. Como una bola de nieve que va creciendo conforme aparecen tragedias en su camino. Recibe el impacto y su desgaste se acrecienta. Abrir la oportunidad de reorientarla hacia una agenda para el desarrollo humano sostenible, es preciso. El futuro del país está comprometido. Y no es un asunto de guetos, tampoco es un tema de caridad. Es de transformaciones estructurales. Debemos aceptar que urge reorientar las valiosas y solidarias cooperaciones hacia las verdaderas necesidades que enfrenta el sistema. Integralmente.

Como por ejemplo, reincorporar al sistema educativo a los millones de niñas, niños, jóvenes que han quedado fuera. Cada vez hay más ausentes y esto es alarmante para un país hecho de niñez y juventud. Esta medida implica la recuperación de la gratuidad y el rescate de la educación pública. Porque es un derecho, no un favor. El país pide a gritos crear programas para los millones de jóvenes que no estudian ni trabajan. Programas de formación integral y capacitación laboral dirigidos al apoyo del desarrollo individual, familiar y comunitario, así como programas de prevención de la violencia. ¿No cree? También orientar procesos de aprendizaje de calidad en el aula y en la realidad multicultural.

Estos tiempos demandan incorporar los temas relativos a la enseñanza de la Constitución Política, derechos humanos, educación para la paz y memoria histórica, educación integral en sexualidad, educación ambiental, ética en el uso de tecnología, la atención a la población con capacidades diferentes y más. Se sabe de programas muy bien intencionados, claro, pero sin el impacto que el país requiere. Es que esto se trata de privilegiar las inversiones que produzcan efectos positivos. También el Congreso de la República debe aumentar el presupuesto asignado a este sector. Ahora que se inicia con el tema del presupuesto 2019, los diputados deberían de ser francos y reivindicarse. (No basta con el 2.9 por ciento del PIB).

No olvidemos que las acciones en materia educativa deben considerar la composición multicultural y plurilingüe del país, como opción política y derecho de la población para ser próspera afirmando su identidad, así como el enfoque de género que construya relaciones equitativas, y mecanismos para una amplia participación ciudadana.

Hoy más que nunca, se necesita reorientar las agendas del fracaso, que han sido impulsadas por sectores de interés. Lo que el momento actual requiere no es sostener un rumbo equivocado, sino rescatarlo hacia una auténtica reforma. Hacia un pacto nacional que nos involucre a todos en demandas y reivindicaciones que hagan de la educación una canción. Sí, música, armonía. Prosperidad colectiva y humana. (Bueno, eso y mucho más).

 

Referencia. https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/07/04/edu-cancion/




La legislación electoral y la mercantilización de la política

José Pablo Menchú /

En el enfoque del nuevo institucionalismo  los comportamientos políticos son determinados por las instituciones, tal es el caso del sistema electoral guatemalteco que define en buena medida  la composición, comportamiento y calidad de los partidos políticos. Se hace entonces necesario interpretar  la legislación desde una mirada  política para comprender plenamente sus consecuencias en la calidad de los partidos políticos.

Si bien la legislación electoral  impone las reglas del juego y determina el comportamiento de los partidos políticos, no es el único factor que influye en el accionar partidario. Al respecto Nohlen (1999) resalta que el carácter de los partidos políticos son determinados por el sistema electoral pero también a través de los  factores socioestructurales del país.

Sartori (1985) nos habla de las condiciones necesarias y suficientes para producir un fenómeno político. Las condiciones necesaria son los factores que combinados con otros puedes ser causa de un fenómeno político y las condiciones suficientes son aquellos factores que con su sola presencia pueden desencadenar un fenómeno político.  En ese sentido la legislación electoral es una condición necesaria que combinada con factores socioculturales tienden a crear unos partidos políticos con institucionalidad débil, con altos índices de corrupción y poco representativos.

Para este breve ensayo se analizará la legislación electoral guatemalteca como condición necesaria que produce una composición partidaria con poca legitimidad para la ciudadanía. En la ciencia política normativa un partido debe ser una institución de representación que canalice demandas de la población a partir de programas políticos e ideologías, son la base de un sistema democrático liberal. Pero en la práctica existe una distorsión entre el deber ser y lo que en verdad es.

El problema es que cuando esta distorsión es muy grande puede generar un problema de legitimidad en el sistema político en su totalidad, puesto que en la democracia liberal los partidos son prácticamente requisitos sine qua non  (condición necesaria) para la construcción del sistema democrático.

La reglas de juego de los partidos terminan siendo perversas. Empezando por los requisitos para formar un partido ya que la legislación electoral establece como mínimo tener organización en 50 municipios de los cuales solo se requiere 40 personas afiliadas en cada uno de ellos así mismo requiere por lo menos 23,000 (0.3% de afiliados del padrón electoral) afiliados totales, en ese sentido solo 10% de los afiliados pueden participar democráticamente en las estructuras partidarias. Esto crea una distorsión que obliga a los partidos a convertirse en una máquina para captar afiliados que muchas veces caen en métodos poco legítimos para conseguirlos.

Sumado al tema de organización interna otro tema medular es el financiamiento ya que la legislación electoral establece que el financiamiento público es lo equivalente dos dólares por cada voto obtenido por el partido ya sea en la elección a diputados de listado nacional o a la elección presidencial (dependiendo de cual se mayor) repartido en los siguientes cuatro años. Como resultado el financiamiento público es insuficiente para las funciones operativas de un partido que como mínimo tiene que tener 23,000 afiliados, lo cual acorrala a los partidos a buscar el financiamiento privado o comprometer candidaturas con tal de mantener la estructura. Este fenómeno que se agrava en periodo electoral.

Otro componente negativo es la extrema centralización partidaria combinada con sus pocos incentivos democráticos. El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) tiene la capacidad de proponer candidaturas en los lugares donde no existe organización partidaria legal, eso significa en casi todo el país. Estas candidatura en la mayoría de los casos no son en función de ideales políticos o postulados democráticos sino en términos puramente electorales. 

Como consecuencia de todo lo anterior la legislación electoral combinado con aspectos socioculturales como la falta cultura democrática contribuyen a la configuración de una categorización de partido político particular alejado de las clasificaciones clásicas de partido de cuadros o de masas. ASIES (2013) plantea el surgimiento de “partidos franquicia” que se caracterizan por su enfoque meramente electoral y por la centralización en la toma de decisiones por parte del CEN.

En ese sentido el partido actúa como una marca cuyo dueño sería el CEN y esté lo presta a las candidaturas tal como funciona una franquicia.  El consumidor de esta franquicia termina siendo el votante y el partido se convierte en una empresa puramente electoral. Esto tiene consecuencias graves en el sistema democrático guatemalteco que es la mercantilización de la política y por lo tanto un sistema político rentable para la corrupción. Ya que cuando los partidos se convierten en empresas, los,“empresarios políticos” quieren obtener beneficios económicos de la democracia , sino dejaría de tener sentido el modelo de partido franquicia.

Las consecuencias de este modelo de partido franquicia son sensibles para el sistema político guatemalteco ya que promueve la corrupción y desvirtúa el ideal de partido político como institución encargada de promover la participación política, la construcción de programas políticos y la identificación con posturas ideológicas. Este modelo debilita la institucionalización de los partidos políticos convirtiéndolos en empresas efímeras que cuando dejan de ser rentables simple y sencillamente desaparecen o se crean otras. Todo esto pone en tela de juicio la legitimidad de nuestra democracia que se dirige hacia un proceso de mercantilización.

En conclusión la legislación electoral es una condición que influye en la composición de un modelo de partidos políticos totalmente desvirtuado y que es desfavorable para la construcción de una democracia. Lo que conlleva la necesidad de cambiar la reglas del juego del sistema electoral. Eso no se va lograr sino se busca reformar la legislación electoral en función a la democratización interna de los partidos, replantear los requisitos para formar y organizar un partido y aumentar el financiamiento público como mecanismo de independencia financiera de los partidos . Y no se puede olvidar que estas acciones tienen que ir de la mano políticas encaminadas a mejorar la cultura democrática de la ciudadanía con el objetivo de crear las condiciones socioestructurales de una democracia verdadera.

Bibliografía

Asies. (2013). Qué entendemos por partidos franquicia. En revista Momento año 28, No 3-  2013. Recuperado de  https://s3.amazonaws.com/asies-books/books/Momento-2013-3-Que-entendemos-por-partidos-franquicia.pdf

Sartori, G. (1985). La influencia de los sistemas electorales. Recuperado de https://cepchile.cl/cep/site/artic/20160303/asocfile/20160303184027/rev17_sartori.pdf

Nohlen, D. (1999). Sistema de Gobierno, Sistema Electoral y Sistema de Partidos Políticos : opciones institucionales a la luz del enfoque histórico-empírico. México, DF:Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación